miércoles, 29 de abril de 2009

Todo pasa y todo queda...

Melancólica ando por las esquinas, sé que he cambiado, todos lo hacemos.
Quizás fue el tiempo que estuve sin verlas, quizás no haberme ido a vivir allí en la primera oportunidad, quizás tener pareja o trabajo estable o..., quizás, quizás, quizás.

No para de repetirse en mi cabeza, puede que no se lo dijera lo suficiente, pero eran mi apoyo y las quiero muchísimo, siempre sé que están allí pero la distancia hace mucho.

Ha sido un salto enorme, siento que me quedo atrás y por eso creo que debo irme y aprovechar esta oportunidad (este año, sí) pero el miedo atenaza mis piernas, las lágrimas inundan mis ojos y mi corazón se acelera. ¿Es miedo? ¿Emoción? No lo sé, sólo hay una forma de averiguarlo, no sé si me atreveré a hacerlo sola, pero aún queda algo de tiempo.

En el fondo es porque no sé quién soy, tengo que encontrarme pero ¿cómo?

Se oyen vientos de cambio...

martes, 7 de abril de 2009

Lina Morgan... Freeman

Tantas cosas pasan de un día para otro que da pereza ponerlas por escrito, pero hay que vencer ese pecado capital (sí, estamos en Semana Santa y aunque te niegues, algo afecta siempre).

Así que empecemos, estuve este fin de semana en Mérida con dos amigos de la universidad, (chicho y chica, mal pensados), íbamos en PichiCar y el viaje de ida fue una locura continua, no parábamos de bailar... hasta hicimos un videoclip de una canción garrapatera, pero nos reímos muchísimo.

Avgvsta Emerita me encantó, la imaginaba más grande, pero aún así sorprende, la verdad. Sobre todo, impresionante el teatro y anfiteatro, tenemos muchos que aprender de nuestros antepasados: sabían de todo y hacían unas construcciones perfectas en todos los sentidos. Los romanos eran geniales (cuando conozca Egipto, compararé).

En resumen, un finde genial y eso que el viaje de vuelta se hizo un poco más largo a pesar de la visita a Trujillo, un pueblo construido cuesta arriba, eso sí, menuda plaza que tenían... ¡preciosa!

Y ayer lunes, tocaba de nuevo viaje en coche, era hora de llevar a mis abuelos a Villarejo del Espartal, Cuenca, con parada (y fonda) en Tarancón de ni más ni menos de ¡una hora y pico!
Y todo para comprar kilos y kilos de carne: para freir, hacer chorizos (qué asco de tripas), etc...

Llegamos al pueblo a la hora de comer, y eso hicimos. Dí una vuelta con mi abuela por el pueblo, está un poco cambiado, pero la esencia seguía intacta, la única que había cambiado era yo y quedó patente en que la gente casi no me reconocía. Unos 7 años sin pasar por allí, la rueda del tiempo sigue girando.

Hoy, vagueando, ¿para qué hacer nada? Jejeje, esta tarde al teatro con S, a ver qué me cuenta, seguro que sigue rallada, pero bueno, es ley de vida.

Ains, el Valle Inclán, escenario de tantas experiencias, actuaciones, obras, risas, sueños, discusiones, bailes... Cuánto lo voy a extrañar... ¡y a vosotras más aún, aunque no me creáis!