viernes, 19 de febrero de 2010

Mañana de viernes

Tomando café al migdia, recién levantada asaltan las dudas. Tanto que hacer y ningún ánimo para hacerlas.
Tantos sueños, tantas esperanzas puestas en un papel. Me decepcionaré, lo sé, pero es imposible evitar animarse con la posibilidad de lograrlo.

La espera, siempre la espera, tiempo vacío. Hace que esté más sensible, saltan las lágrimas con cualquier cosa. ¿Por qué no me "llena" las vivencias y logros conseguidos?

Primavera ven ya, necesito tu sol y alegría, ¡quiero irme con un libro a la playa!

Lo único que se me ocurre es escuchar esta canción:




martes, 9 de febrero de 2010

La distancia...


La distancia es buena, saludable en mi caso.
Gracias a ella podemos ver las cosas con perspectiva, es como acelerar el tiempo, cuando éste pasa, las situaciones nos parecen diferentes.


Con la distancia ocurre lo mismo, pero con la diferencia que no necesitas que pase tanto tiempo.
Se alejó y me alejé.

No huí
, me fui porque quería, me apetecía mucho irme fuera y poner kilómetros de por medio. He vivido cosas buenas y malas, pero incluso las malas han tenido algún efecto positivo.
Ahora cada vez que vuelvo a hacer una visita, veo todo mucho mejor: con otros ojos.

No es positivismo simplemente, es que la distancia me ha ayudado a abrir la mente, como si alguien hubiera puesto un "ojo de pez" en mi cabeza y pudiera ver más allá.
Sienta bien lo de irse, por eso quiero repetir la experiencia.

P.D.: No sé si pensabas que me iba a enfadar cuando me lo dijeras, si te digo la verdad, ni se me pasó por la cabeza, simplemente sentía alegría de recuperarte. Te eché mucho de menos, sobre todo en éstos últimos meses en los que mi vida cambió tanto. Quizás me parece algo exagerada tu reacción, se supone que éramos amigos y podemos hablar de todo. De todas formas, gracias por tu sinceridad, aunque fuera tardía. Espero que la próxima vez no dejes tanto tiempo.

¡Me muero por hacer ese viaje con vosotros!